Edad Primitiva
El hombre de hoy trabaja arduamente para defender su vida. Construye viviendas, proyecta ciudades, lucha con el agua, el calor, la nieve, siembra los campos, organiza industrias y diseña grandes aviones supersónicos para el trasporte.
Sin embargo, hace medio millon de años las condiciones de vida fueron más difíciles. Y mucho más hace un millón de años, cuando el hombre surge como un animal raro y recolector de alimentos, que vivía como cualquier otro animal de rapiña, recogiendo y reuniendo los alimentos que por casualidad le brindaba la naturaleza. Esta economía recolectora proporcionó la única fuente de subsistencia accesible a toda sociedad humana durante casi el 98 por ciento de lo que los arqueólogos llaman Edad de Paleolítica o Antigua Edad de Piedra.
Durante el Paleolítico, las condiciones de vida fueron extremadamente duras. El planeta sufrió grandes cambios, especialmente climáticos; se sucedieron cuatro glaciaciones, donde inmensas masas de hielo cubrieron gran parte de los continentes, afectando el entorno físico, la flora y la fauna. La piedra y el fuego
La armas y utensilios que existen en este período en que el hombre fue ante todo un cazador, son muy toscas.
Además de tallar la piedra, el hombre aprendió a aprovechar los huesos para hacer agujas, puntas de lanzas y arpones.
Los artefactos humanos más antiguos que se conocen son las hachas manuales de piedra encontradas en África, en el este de Asia y en Europa. Datan, aproximadamente, del 250.000 a.C., y sirven para definir el comienzo de la edad de piedra. Los primeros fabricantes de herramientas fueron grupos nómadas de cazadores que usaban las caras afiladas de la piedra para cortar su comida y fabricar ropa y tiendas. Alrededor del 100.000 a.C., las cuevas de los ancestros homínidos de los hombres modernos contenían hachas ovaladas, rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra que indicaban que el hacha de mano original se había convertido en una herramienta para fabricar otras herramientas.
El más importante descubrimiento realizado por el hombre en el Paleolítico fue el fuego; primero lo tomó de la naturaleza y luego lo produjo por sí mismo. Alrededor de una hoguera se podía enfrentar el frío, cocinar los alimentos y ahuyentar a los animales.
Golpeando piedras contra piritas para producir chispas es posible encender fuego y liberarse de la necesidad de mantener los fuegos obtenidos de fuentes naturales. Además de los beneficios obvios de la luz y el calor, el fuego también se usó para cocer cacharros de arcilla, fabricando recipientes resistentes que podían utilizarse para cocinar cereales y para la infusión y la fermentación.
Los metales

La tecnología primitiva no estaba centrada solamente en las herramientas prácticas.
Se pulverizaron minerales de color para obtener pigmentos, que se aplicaban al cuerpo humano, a utensilios de arcilla, a cestas, ropa y otros objetos. En su búsqueda de pigmentos, descubrieron en mineral verde, rico en cobre, llamado malaquita y otro azul denominado azurita. Cuando los golpeaban no se convertían en polvo, sino que se doblaban; se podían pulir, pero no partir. Por estas cualidades, el cobre en trozos pequeños se introdujo muy pronto en la joyería.
Estos pueblos también aprendieron que, si este material era forjado repetidamente y puesto al fuego, no se partía ni se agrietaba. Este proceso de eliminación de tensiones del metal, llamado recocido, fue introducido por las civilizaciones de la edad de piedra, sobre todo cuando hacia el año 3000 a.C. se descubrió también que la aleación de estaño y cobre producía bronce. El bronce no es sólo más maleable que el cobre, sino que también proporciona una mejor arista, una cualidad necesaria para objetos como hoces y espadas.
La metalurgia comenzó a desplazar el uso de la piedra en la confección de las herramientas agrícolas y las armas; también, se utilizó para fabricar utensilios y adornos. Las piedras se gastaban y quebraban con facilidad, en cambio, los metales eran más resistentes y más fáciles de trabajar.
La agricultura

Sin duda una de las innovaciones más sorprendentes fue la agricultura. En cierto sentido, toda la historia humana gira alrededor de dos Revoluciones: el paso neolítico de la caza a la agricultura y el moderno paso de la agricultura a la industria.
Cuando llegó la edad del bronce, las distintas sociedades distribuidas por cada continente habían conseguido ya varios avances tecnológicos. Se desarrollaron arpones con púas, el arco y las flechas, las lámparas de aceite animal y las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa. También se embarcaron en una revolución cultural mayor, el cambio de la caza y la recolección nómada a la práctica sedentaria de la agricultura.
Este hecho significó para la humanidad algo cuya importancia solo puede compararse con el descubrimiento del fuego.
Con el se inició una nueva etapa, en la que el hombre comenzó a producir su propio alimento. Mientras el ser humano fue recolector y cazador, se vio obligado a ser nómade, porque debía trasladarse a los lugares en los cuales hubiera abundancia de frutos y de caza.
La agricultura, en cambio, le permitió establecerse en un lugar determinado y se formaron así las primeras aglomeraciones de población, creándose las bases para el desarrollo de las culturas superiores.
La actividad agropecuaria permitió guardar excedentes de producción, con lo que se pudo alimentar a un mayor grupo de población, produciéndose un aumento importante de esta.
A consecuencia del desarrollo de la agricultura y de la domesticación de animales se desarrolló la textilería, obteniéndose en forma más o menos constante fibras como algodón y lino, además de lana para ser hilada y trabajada en telares. Con la vida desarrollándose en comunidades mayores, surgieron nuevas necesidades de organización.
La rueda

Hoy no podríamos imaginar la civilización contemporánea sin la rueda: ella está presente, con sus mil variaciones, en cada elemento de la técnica moderna: desde el reloj, la locomotora, la turbina, hasta las grandes máquinas industriales.
Para el hombre constituía un problema trasladar cargas pesadas y con el invento de la rueda esta tarea se vio facilitada.
Las primeras ruedas conocidas son las de Ur y Hassuna, en la Mesopotamia, y se remontan a más o menos 4.500 años antes de Cristo.
Medios de transporte

Los medios de transporte más utilizados fueron los barcos de juncos y las balsas de madera, que surgieron primero en Mesopotamia y Egipto. Un resultado importante del mercado de la cerámica, los metales y las materias primas fue la creación de una marca o sello, que se usaba para identificar a los creadores o propietarios particulares.
Efectos de la tecnología primitiva
Sin embargo, hace medio millon de años las condiciones de vida fueron más difíciles. Y mucho más hace un millón de años, cuando el hombre surge como un animal raro y recolector de alimentos, que vivía como cualquier otro animal de rapiña, recogiendo y reuniendo los alimentos que por casualidad le brindaba la naturaleza. Esta economía recolectora proporcionó la única fuente de subsistencia accesible a toda sociedad humana durante casi el 98 por ciento de lo que los arqueólogos llaman Edad de Paleolítica o Antigua Edad de Piedra.
Durante el Paleolítico, las condiciones de vida fueron extremadamente duras. El planeta sufrió grandes cambios, especialmente climáticos; se sucedieron cuatro glaciaciones, donde inmensas masas de hielo cubrieron gran parte de los continentes, afectando el entorno físico, la flora y la fauna. La piedra y el fuego
La armas y utensilios que existen en este período en que el hombre fue ante todo un cazador, son muy toscas.
Además de tallar la piedra, el hombre aprendió a aprovechar los huesos para hacer agujas, puntas de lanzas y arpones.
Los artefactos humanos más antiguos que se conocen son las hachas manuales de piedra encontradas en África, en el este de Asia y en Europa. Datan, aproximadamente, del 250.000 a.C., y sirven para definir el comienzo de la edad de piedra. Los primeros fabricantes de herramientas fueron grupos nómadas de cazadores que usaban las caras afiladas de la piedra para cortar su comida y fabricar ropa y tiendas. Alrededor del 100.000 a.C., las cuevas de los ancestros homínidos de los hombres modernos contenían hachas ovaladas, rascadores, cuchillos y otros instrumentos de piedra que indicaban que el hacha de mano original se había convertido en una herramienta para fabricar otras herramientas.
El más importante descubrimiento realizado por el hombre en el Paleolítico fue el fuego; primero lo tomó de la naturaleza y luego lo produjo por sí mismo. Alrededor de una hoguera se podía enfrentar el frío, cocinar los alimentos y ahuyentar a los animales.
Golpeando piedras contra piritas para producir chispas es posible encender fuego y liberarse de la necesidad de mantener los fuegos obtenidos de fuentes naturales. Además de los beneficios obvios de la luz y el calor, el fuego también se usó para cocer cacharros de arcilla, fabricando recipientes resistentes que podían utilizarse para cocinar cereales y para la infusión y la fermentación.
Los metales

La tecnología primitiva no estaba centrada solamente en las herramientas prácticas.
Se pulverizaron minerales de color para obtener pigmentos, que se aplicaban al cuerpo humano, a utensilios de arcilla, a cestas, ropa y otros objetos. En su búsqueda de pigmentos, descubrieron en mineral verde, rico en cobre, llamado malaquita y otro azul denominado azurita. Cuando los golpeaban no se convertían en polvo, sino que se doblaban; se podían pulir, pero no partir. Por estas cualidades, el cobre en trozos pequeños se introdujo muy pronto en la joyería.
Estos pueblos también aprendieron que, si este material era forjado repetidamente y puesto al fuego, no se partía ni se agrietaba. Este proceso de eliminación de tensiones del metal, llamado recocido, fue introducido por las civilizaciones de la edad de piedra, sobre todo cuando hacia el año 3000 a.C. se descubrió también que la aleación de estaño y cobre producía bronce. El bronce no es sólo más maleable que el cobre, sino que también proporciona una mejor arista, una cualidad necesaria para objetos como hoces y espadas.
La metalurgia comenzó a desplazar el uso de la piedra en la confección de las herramientas agrícolas y las armas; también, se utilizó para fabricar utensilios y adornos. Las piedras se gastaban y quebraban con facilidad, en cambio, los metales eran más resistentes y más fáciles de trabajar.
La agricultura
Sin duda una de las innovaciones más sorprendentes fue la agricultura. En cierto sentido, toda la historia humana gira alrededor de dos Revoluciones: el paso neolítico de la caza a la agricultura y el moderno paso de la agricultura a la industria.
Cuando llegó la edad del bronce, las distintas sociedades distribuidas por cada continente habían conseguido ya varios avances tecnológicos. Se desarrollaron arpones con púas, el arco y las flechas, las lámparas de aceite animal y las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa. También se embarcaron en una revolución cultural mayor, el cambio de la caza y la recolección nómada a la práctica sedentaria de la agricultura.
Este hecho significó para la humanidad algo cuya importancia solo puede compararse con el descubrimiento del fuego.
Con el se inició una nueva etapa, en la que el hombre comenzó a producir su propio alimento. Mientras el ser humano fue recolector y cazador, se vio obligado a ser nómade, porque debía trasladarse a los lugares en los cuales hubiera abundancia de frutos y de caza.
La agricultura, en cambio, le permitió establecerse en un lugar determinado y se formaron así las primeras aglomeraciones de población, creándose las bases para el desarrollo de las culturas superiores.
La actividad agropecuaria permitió guardar excedentes de producción, con lo que se pudo alimentar a un mayor grupo de población, produciéndose un aumento importante de esta.
A consecuencia del desarrollo de la agricultura y de la domesticación de animales se desarrolló la textilería, obteniéndose en forma más o menos constante fibras como algodón y lino, además de lana para ser hilada y trabajada en telares. Con la vida desarrollándose en comunidades mayores, surgieron nuevas necesidades de organización.
La rueda

Hoy no podríamos imaginar la civilización contemporánea sin la rueda: ella está presente, con sus mil variaciones, en cada elemento de la técnica moderna: desde el reloj, la locomotora, la turbina, hasta las grandes máquinas industriales.
Para el hombre constituía un problema trasladar cargas pesadas y con el invento de la rueda esta tarea se vio facilitada.
Las primeras ruedas conocidas son las de Ur y Hassuna, en la Mesopotamia, y se remontan a más o menos 4.500 años antes de Cristo.
Medios de transporte

Los medios de transporte más utilizados fueron los barcos de juncos y las balsas de madera, que surgieron primero en Mesopotamia y Egipto. Un resultado importante del mercado de la cerámica, los metales y las materias primas fue la creación de una marca o sello, que se usaba para identificar a los creadores o propietarios particulares.
Efectos de la tecnología primitiva
La tecnología también comenzó a manifestar otro de sus efectos, una alteración mayor del entorno por la introducción de nuevas prácticas: por ejemplo, la demanda de leña condujo a la deforestación, y el pastoreo excesivo de ovejas y de ganado vacuno provocó que crecieran menos árboles nuevos en las tierras pobres de la región. Así, la doma de animales, la agricultura de monocultivo, la deforestación y las inundaciones periódicas llevaron a la aparición gradual de áreas desérticas.
VAMOS ENTRA Y ENTRETIENETE :v
https://harotecno.wordpress.com/category/juegos-de-tecnologia/VAMOS ENTRA Y ENTRETIENETE :v
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